“En la educación se encuentra la semilla de la esperanza: una esperanza de paz y de justicia. Una esperanza de belleza, de bondad; una esperanza de armonía social”, afirmó el papa Francisco en un videomensaje publicado este jueves 15 de octubre, durante un encuentro en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma sobre el Pacto Educativo Global.
Francisco relanza el proyecto de un pacto global por la educación como camino fundamental para construir un mundo más fraterno y solidario, en paz y justicia. El panorama de hoy es el de una “crisis global”: una crisis que el Covid también demostró en la forma de relacionar. Y el Papa lo hace pidiendo el compromiso de cada uno de cambiar de mentalidad para construir verdaderamente una sociedad de armonía, porque la educación es el camino a todo cambio.
Su llamado se transmitió en vivo durante el encuentro virtual, en la Pontificia Universidad Lateranense, promovido por la Congregación para la Educación Católica. El Encuentro debería haberse realizado el 14 de mayo de este año, pero que fue pospuesto precisamente por la situación de salud.
Al centrarse en el tema educativo, el Papa recuerda que, según los datos, se habla de una “catástrofe educativa” ante “los aproximadamente diez millones de niños que podrían verse obligados a abandonar la escuela debido a la crisis económica generada por el coronavirus, aumentando una brecha educativa ya alarmante -con más de 250 millones de niños en edad escolar excluidos de cualquier actividad educativa-”. De hecho, desde el punto de vista escolar, se ha intentado reaccionar ante la pandemia con acceso a plataformas educativas, que sin embargo mostraban una “marcada disparidad de oportunidades”.
Procesos creativos de no repetición
“Es hora”, por tanto, subraya el Papa, “de firmar un pacto educativo global para y con las generaciones más jóvenes, que involucre a familias, comunidades, escuelas y universidades, instituciones, religiones, gobernantes, toda la humanidad, en formar personas maduras”. Y para no perderse la cita con este momento histórico, es necesario superar las excesivas simplificaciones aplanadas sobre la utilidad, es necesario – argumentó – que los espacios educativos no se ajusten a la lógica de la repetición, de resultados estandarizados, sino que sean capaces de generar “procesos creativos”. “En la que la hospitalidad, la solidaridad intergeneracional y el valor de la trascendencia encuentren una nueva cultura”.
También somos conscientes de que un camino de vida necesita una esperanza basada en la solidaridad, y que todo cambio requiere un camino educativo, para construir nuevos paradigmas capaces de dar respuesta a los desafíos y emergencias del mundo contemporáneo, para comprender y encontrar soluciones a necesidades de cada generación y hacer florecer la humanidad de hoy y de mañana.
La educación, un acto de esperanza que rompe la lógica de la indiferencia
Por tanto, se necesita un “nuevo modelo cultural”. De hecho, la educación tiene un poder transformador. “Educar – subraya el Papa – es siempre un acto de esperanza” que rompe los fatalismos, que transforma la “lógica estéril y paralizante de la indiferencia” en otra diferente, capaz de “acoger nuestra pertenencia común”.
Creemos que la educación es una de las formas más efectivas de humanizar el mundo y la historia. La educación es ante todo una cuestión de amor y responsabilidad que se transmite en el tiempo de generación en generación. La educación, por tanto, se propone como el antídoto natural de la cultura individualista, que a veces degenera en un verdadero culto al yo y en la primacía de la indiferencia.
Nuestro futuro no puede ser la división, el empobrecimiento de las facultades de pensamiento e imaginación, de escucha, de diálogo y de comprensión mutua. Nuestro futuro no puede ser este.
Hoy, es necesario una nueva temporada de compromiso educativo, que involucre a todos los componentes de la sociedad.
Llamamiento a “firmar el pacto”
El Santo Padre lanzó un llamamiento especial, “a todas las partes del mundo, a los hombres y mujeres de la cultura, la ciencia y el deporte, a los artistas y a los trabajadores de los medios de comunicación, para que también ellos firmen este pacto y, a través de su testimonio y su trabajo, promuevan los valores de cuidado, paz, justicia, bondad, belleza, aceptación de los demás y hermandad”.
“No debemos esperar todo de aquellos que nos gobiernan, sería infantil” -afirma el Papa- “disfrutamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y nuevas transformaciones. Debemos ser parte activa en la rehabilitación y el apoyo de las sociedades heridas”.
Compromiso personal y conjunto
Es por ello, que el Pontífice subraya que lo que necesitamos actualmente es “capacidad para crear armonía” e invita a todos a adherirse a este Pacto Educativo Global, comprometiéndonos personal y conjuntamente a:
- Poner en el centro de todo proceso educativo formal e informal a la persona, su valor, su dignidad, poner de relieve su propia especificidad, su belleza, su singularidad y, al mismo tiempo, su capacidad de relacionarse con los demás y con la realidad que le rodea, rechazando aquellos estilos de vida que favorecen la difusión de la cultura del derroche.
Escuchar la voz de los niños, y los jóvenes a los que transmitimos valores y conocimientos, para construir juntos un futuro de justicia y paz, una vida digna para cada persona.
- Fomentar la plena participación de las niñas en la educación.
- Ver en la familia al primer e indispensable educador.
- Educar y educarnos para acoger, abriéndonos a la los más vulnerables y marginados.
- Comprometernos a estudiar para encontrar otras formas de entender la economía, la política, el crecimiento y el progreso, para que estén verdaderamente al servicio del hombre y de toda la familia humana en la perspectiva de una ecología integral.
- Salvaguardar y cultivar nuestra casa común, protegiéndola de la explotación de sus recursos, adoptando estilos de vida más sobrios y buscando el aprovechamiento integral de las energías renovables y respetuosas del entorno humano y natural, siguiendo los principios de subsidiariedad y solidaridad y de la economía circular.
La Docrina Social: un punto de referencia
En definitiva, el Papa destaca que lo que queremos es comprometernos con valentía “para dar vida, en nuestros países de origen, a un proyecto educativo, invirtiendo nuestras mejores energías e iniciando procesos creativos y transformadores en colaboración con la sociedad civil”.
Y para ello, Francisco asegura que en este proceso, un punto de referencia es la “Doctrina Social” que, inspirada en las enseñanzas de la Revelación y el humanismo cristiano; se ofrece como base sólida y fuente viva para encontrar los caminos a seguir en la actual situación de emergencia.
Antes de despedirse, el Papa señala un punto fundamental ya que las grandes transformaciones no se construyen en el escritorio:
“Hay una «arquitectura de la paz» en la que intervienen las diversas instituciones y personas de una sociedad, cada una según su propia competencia, pero sin excluir a nadie. Así tenemos que seguir: todos juntos, cada uno como es, pero siempre mirando juntos hacia adelante, hacia esta construcción de una civilización de la armonía, de la unidad, donde no haya lugar para esta virulenta pandemia de la cultura del descarte”.+