Culminando la recta final de la compleja negociación propia de un bazar de estas tierras, Israel y Hamas han alcanzado el acuerdo para poner fin a 15 meses de guerra en la Franja de Gaza que ha tenido también efectos dramáticos en el resto de la región.
Tras largos meses de mediación de Egipto, Qatar y la Administración Biden, reforzada decisivamente por el efecto Donald Trump, que exigió la vuelta de secuestrados antes de asumir el cargo el próximo lunes, la última ronda de contactos en Doha se centró en los asuntos técnicos de la aplicación del alto el fuego. Si no hay sorpresas, entrará en vigor este domingo a las 12.15 de la mañana.
El cruce de acusaciones entre las dos partes provocó el retraso del anuncio pero, a diferencia de anteriores ocasiones, no fue motivo de un nuevo fracaso sino el preámbulo táctico del acuerdo. Trump fue el primero en anunciarlo adelantándose a Biden y al primer ministro catarí, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani. Éste destacó la cooperación de los emisarios de Biden y Trump y reveló que «habrá mecanismos para monitorear la aplicación del acuerdo y cualquier violación que pueda ocurrir».
De la misma forma que hizo con la tregua con Hizbulá en la reunión con sus principales ministros el pasado 26 de noviembre, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, podrá sacar adelante este jueves en el gabinete la aprobación de una propuesta que en este caso además permite, si se cumple en su integridad, la vuelta gradual de 98 secuestrados en manos de Hamas, Yihad islámica y algunos clanes gazatíes. La primera liberación, prevista para este domingo, será de tres mujeres incluidas en la primera lista. En el séptimo día, otros cuatro rehenes hasta llegar al número 33 en la última jornada (42) de la primera fase. La oficina del primer ministro afirma que en conversación telefónica agradeció a Trump su ayuda «para promover la liberación de los secuestrados y por ayudar a Israel a poner fin al sufrimiento de decenas de secuestrados y sus familias» y haber dicho que no permitirá junto a Israel que Gaza no sea más «un refugio del terrorismo».
Pese a la oposición de algunos ministros israelíes ultranacionalistas, varios diputados del Likud y un sector en la derecha a lo que llaman «acuerdo de rendición» -al denunciar que no se logra el objetivo declarado de acabar completamente con las capacidades armadas y de control de Hamas- Israel frenará la ofensiva sin precedentes en la Franja de Gaza en respuesta al ataque, también sin precedentes, de Hamas en el sur de del país hace 467 días, en lo que se convirtió en una escalada con siete frentes abiertos en la región.
Tras denunciar que ciudadanos suyos están en manos de «viles asesinos» desde hace cientos de días, el presidente israelí, Isaac Herzog, ha declarado: «No hay mayor obligación moral, humana, judía e israelí que la de traer a nuestros hijos e hijas de vuelta a casa, ya sea para que se recuperen en casa o para que descansen en paz».
Hamas, por su parte, ha afirmado que el acuerdo «es el resultado de la legendaria firmeza de nuestro gran pueblo palestino y nuestra valiente resistencia en la Franja de Gaza, durante más de quince meses» al tiempo que, dice, este «logro» sirve para «detener la agresión sionista».
EL Mundo