Tiene sabor a poco esta semana, pero Boca le ganó este viernes a Rosario Central por 1-0 y quedó provisoriamente como líder del grupo A del Torneo Apertura. En el inicio de la fecha 8, el xeneize se quedó con el interzonal en medio de un clima algo hostil en la Bombonera después de haber quedado eliminado ante Alianza Lima el martes de la Copa Libertadores y sin posibilidades de acceder tampoco a la Sudamericana.
Con gol de Milton Giménez, una gran cantidad de oportunidades de aumentar la ventaja falladas y ciertas zozobras desactivadas por Agustín Marchesin, el local dio una muestra de carácter para afrontar un partido cargado de tensión. A los silbidos y cantos de reprobación por el fracaso internacional, Boca les respondió con un triunfo que, al menos, no agrava el descontento de los fanáticos. Un festejo a medias, entre el dolor de los jugadores y, sobre todo, de los hinchas.
Con la duda de la continuidad de Fernando Gago como técnico y el silencio público de la dirigencia, que hace trascender nombres de otros entrenadores y hasta la posibilidad de que Mariano Herrón asuma en forma interina, Boca dejó una mejor imagen ante un rival que venía invicto y es el líder de la otra zona. “Creo en el trabajo, tenemos que ser campeones, pero sabemos que no va a ser hoy, y mi puesto nunca supe que estuviera en duda. Hablo todos los días con los integrantes del Consejo de Fútbol”, dijo el DT, en la conferencia de prensa.
Claro, en ese contexto, le baja el precio. Todo parece insuficiente. Pero está obligado a mirar hacia adelante, como dijo antes del encuentro Edinson Cavani, que volvió a tener otra noche de goles desperdiciados de manera increíble, más allá de las pinceladas de calidad y la entrega. Una estrella que perdió la puntería e intenta recuperarla.